jueves, 29 de septiembre de 2016

Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad...


La "reforma educativa" fue aprobada en 5 minutos fuera del recinto correspondiente (en un salón privado de una firma bancaria), porque la orden del mandón era esa: agilizar la privatización del sistema educativo y que el capital tuviera un poco de aire fresco en la gran crisis que padece. Los capataces, obedientes y sumisos con el de más arriba, hicieron lo que correspondía: legalizar el robo.

Hubo antes de esa legalización del robo, una intensa campaña de propaganda contra el magisterio. Se actuó desde diferentes frentes y en distintos niveles, ya sea de forma artera como el mamarracho llamado "de panzazo", o mediante mensajes simulados en anuncios comerciales donde se denostaba al y a la docente, llegando a la cúspide con la diferenciación (en cadena nacional) entre "los maestros buenos del SNTE" y “los maestros malos de la CNTE". Algo que el magisterio nos enseñó (entre muchas otras lecciones), en este movimiento contra la "reforma educativa", es que basta enfrentarlo un poco con la dignidad por delante para que el Estado muestre su verdadero rostro fascista. Y su estupidez.

Durante esa guerra del Estado contra el magisterio, una de sus últimas banderas fue ese chantaje lastimero pro defensa de los derechos de la niñez mexicana y chiapaneca. Aduciendo una profunda preocupación por los derechos de las niñas y los niños, el sector empresarial y la clase política nacional y estatal, se lanzaron en una enfermiza campaña llamando a una cruzada violenta contra los "intransigentes" maestr@s. Todo en nombre del sagrado "derecho" de las niñas y de los niños.

Sin embargo, para el estado de Chiapas hay una "Ley de los derechos de niñas, niños y adolescentes" que duerme sin pena ni gloria desde hace más de un año.

¿Qué pasó ahí?

¿Dónde queda el discurso de los derechos de l@s niñ@s?

¿Dónde queda la preocupación y la angustia que desvelaba a políticos y empresarios porque se estaba "violentando" los derechos de la niñez?

¿O acaso era sólo un chantaje, un arma más en la guerra contra el magisterio?

No lo entendemos.

Apenas la víspera, el sector empresarial y la clase política se desgañitaban criticando al magisterio. Exigían, delirantes, la represión violenta hacías l@s maestr@s y así terminar con el paro laboral.

Gritaban, y sus lamentos quejumbrosos inundaban las redes sociales y medios de comunicación afines al poder, que no era posible anteponer "los intereses de unos cuantos", al glorificado derecho de l@s niños a la educación. Nadie -decían- debe estar por delante de los derechos de "nuestra" niñez. Y con ese chantaje, algo más que teatral, demandaban el uso de la fuerza pública para obligar al magisterio a que regresaran a las aulas para atender ese preciado derecho de la niñez mexicana y chiapaneca, que es la educación.

Y bien, entonces:

Si la clase político-empresarial se trasnochaba angustiada por la preocupación que invadía en sus vidas la nula importancia que "los delincuentes, los vándalos maestros paristas" daban a los derechos de l@s niños, atendiendo sólo a la salvaguarda de "sus privilegios"; Si la bondadosa y filantrópica clase empresarial (del tipo Claudio X. González), y la honorable clase política se desvivían y se desviven por la ciudadanía y en especial por la niñez:

¿Dónde queda ese discurso de los derechos de l@s niñ@s si habiendo una Ley a propósito de la infancia, ésta permanece guardada con más pena que gloria?


Una cartulina, cuya imagen circula en redes a propósito de la marcha por la presentación con vida de nuestros 43 compañeros de Ayotiznapa, resulta bastante ilustrativa al respecto de esa actitud hipócrita del Estado.



En las últimas semanas, el sector más retrógrado de la derecha organizó la llamada "marcha por la familia". Un movimiento digno del medioevo, donde la intolerancia se vistió de blanco (como el Ku Klux Klan), y asaltó las calles de las principales ciudades de México, para gritar a los cuatro vientos su guerra en defensa de la familia, o sea de la "familia modelo". En la promoción a dicho evento cuidaron de no hacer manifiesta su homofobia. Eso lo harían apenas pusieran un pie en las calles.

Con argumentos y juicios dignos de la "Santa Inquisición", y con una arrogancia tan parecida a la estupidez, miles se lanzaron a las calles en una marcha de odio hacia la diferencia reivindicando el "derecho divino" a una "familia modelo" (aunque olvidando cómo es, de dónde viene, cuál es la raíz, de dicha familia "modelo").


Pues bien, esos miles (porque fueron miles) que colmaron las calles en su cruzada por la familia...

¿Abarrotan las calles cada manifestación de las madres, padres y compañer@s de los 43 normalistas desaparecidos por el Estado?

¿O ellos no son una familia modelo?

¿Buscar con empeño, contra el Estado y contra todo, a sus hijos desaparecidos por la estupidez y violencia del sistema no es digno de admiración, respeto y ejemplo?

¿No?

Entonces, ¿Qué modelo de familia es, pues, por el que "luchan"?

Lo mismo para los empresarios y políticos:

¿Qué derechos de la niñez sí valen y cuáles no?

O ¿cuándo sí valen los derechos y cuándo no?

Hay una frase de Bertolt Brecht que dice "Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad, es hora de empezar a decir la verdad"...

Comunicado sobre la "Ley de los derechos de niñas, niños y adolescentes en Chiapas" en: pozol.org


Foto: Balumil y de redes

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