lunes, 19 de junio de 2017

Nochixtlán. La dignidad y la rabia de abajo frente a un Estado criminal


Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. 19 de junio de 2017. Habían pasado 34 días desde que el magisterio disidente organizado en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), había plantado firmemente su protesta contra la denominada “reforma educativa” que como con el argumento del miedo y la violencia trataba de ser impuesta por la administración federal de unas señaladamente ineptas autoridades federales y estatales en complicidad con la oligarquía nacional y los intereses financieros extranjeros, cuando la mañana del 19 de junio de 2016 el pueblo oaxaqueño de Nochixtlán habría de poner la sangre en una página más del luengo calendario del dolor que los de arriba imponen a la dignidad de los de abajo.

Con órdenes de tirar a matar a una población civil desarmada en un bloqueo pacífico, la policía federal y estatal así como la gendarmería nacional, llegó a Nochixtlán para ratificar su papel de perros de presa al servicio del poderoso y el bastón sobre el que se apoya el poder para reprimir la inconformidad e imponer sus proyectos de muerte. Pero hay que decirlo, policía, militares, paramilitares o cualquiera que tenga el trabajo de teñir de dolor al pueblo no sólo cumple un trabajo de muerte que se sabe impune, también participa de cierto gusto del olor a sangre. “¡¡Al de rojo!!, ¡¡al de rojo!!, ¡¡al del letrero!!…. ¡¡Ya cayó el de rojo!!”, celebraron. Desde un lugar con buena vista, armados y bien protegidos, es decir con todas las ventajas, los “valientes” policías jugaban a la guerra contra una población desarmada que no está organizada para la guerra, y celebraban como si ganaran un “enfrentamiento” en igualdad de circunstancias.

Y sobre esto también cabe la aclaración. Los medios masivos intencionadamente remarcaban la palabra “enfrentamiento” como un intento de atenuar la violencia con que actuó la fuerza policíaca. “Enfrentamiento” lo llamaron, cuando lo que realmente sucedió ahí fue un asalto militar. Incluso, en la más desquiciada ineptitud de encontrar argumentos y en una declaración de la extrema estupidez de los altos mandos, el comisionado general de la policía federal, Enrique F. Galindo Ceballos calificó como “intervención armada” a la defensa que los pobladores de Nochixtlán hacían del bloqueo carretero que la policía trató de disipar a sangre y fuego. Una intervención armada, sépalo el ignaro que despachaba en la oficina de la policía federal, es la intromisión mediante el uso de la fuerza de un Estado sobre un territorio extranjero y ahí, hasta donde se sabe, los únicos extraños en Nochixtlán eran los militares -sí, militares porque aunque con otro nombre y otro color en su ropa, el entrenamiento y la función es los mismos-, que cumplieron la orden de sembrar el miedo y la muerte entre la población.

Antes y después de la masacre, Aurelio Nuño quien a un año de la masacre y pese ser denunciada su intolerancia, falta de diálogo y ser denunciado como uno de los autores de la operación armada en Nochixtlán, aún funge como secretario de educación pública no obstante su incapacidad, inexperiencia y total desconocimiento del sistema educativo mexicano, sólo alcanzó a emitir declaraciones coherentes sobre el tema como no fueran rodeos y reiteraciones sobre las “bondades” y los avances de la reforma en los estados de mayor presencia de la CNTE. Esa falta de argumentos y el uso de la fuerza por parte del denominado “Sargento Nuño” fue resumida por el Subcomandante Insurgente Galeano del EZLN como la actitud “de cualquier capataz de la época porfirista: gritos histéricos, golpes, amenazas, despidos, encarcelamientos. Los mismos que emplearía cualquier triste y gris aspirante a policía posmoderno”.

Y no sólo, a la esquizofrenia del secretario de educación la complementaban la mitomanía del secretario de gobierno, Miguel Ángel Osorio Chong que en conferencia de prensa afirmó que “la policía no iba armada”, a pesar de que medios libres habían desnudado la mentira mostrando a policías disparando en diversos puntos del municipio. Osorio Chong, además de su nefasto desempeño en la secretaría de gobierno tiene en su haber el cierre de la Escuela Normal Rural “Luis Villarreal”, conocida como El Mexe, cuando fungía como gobernador del estado de Hidalgo.

“Oaxaca se ha convertido en tierra de masacrados a punta de balas utilizadas con saña por la policía federal, estatal y municipal, en contra de nuestros pueblos quienes resisten a mano limpia”, señalaba con rabia la Sección 22 de la CNTE. En todo el país, la indignación corría, marchas, incluso declaraciones y denuncias confusas entre la misma clase política buscando capitalizar la sangre y rabia popular para sus propios fines.

Hoy, a un año de la masacre donde 8 personas, entre maestros y habitantes del municipio de Nochixtlán, fueron asesinadas a manos de la policía, decenas fueron encarceladas y cientos fueron heridos, muchas de ellas con armas de fuego, el crimen sigue impune. Nochixtlán configura una fecha más de dolor en la triste historia de este país desgarrado por la avaricia de los de arriba. Las demandas de justicia, castigo a los culpables materiales e intelectuales, así como la demanda de la abrogación de la “refoma educativa” siguen vigentes. Al crimen en Nochixtlán se han sumado otros como el de Arantepacua en Michoacán donde cuatro pobladores, entre ellos un estudiante del primer año de bachillerato, fueron asesinados a manos de la policía. Así también, es notoria una escalada de represión, hostigamiento y asesinatos contra el movimiento social que se resiste al avance del capitalismo que convierte en mercancía lo que antes eran derechos humanos y bienes comunes, ajenos al precio que el capital impone en su lógica de guerra.



Foto: Desde las nubes
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